La mala nutrición puede provocar un embarazo de alto riesgo

martes, 18 de marzo de 2008

La mala nutrición puede provocar un embarazo de alto riesgo



La desnutrición y la obesidad son un problema nutricional grave, que se complica cuando una mujer queda embarazada, pues puede sufrir enfermedades e infecciones secundarias y su hijo tiene el riesgo de morir o de nacer con alteraciones.
Durante la gestación se produce un incremento del gasto metabólico y aumento de los requerimientos alimentarios. Por ello, la dieta debe aportar proteínas, vitaminas y minerales, elementos esenciales para que el bebé crezca adecuadamente. Esto no quiere decir que la madre coma por dos, sino que aprenda a alimentarse y lo haga adecuadamente, dependiendo de sus necesidades específicas.
Tanto el bajo peso como el sobrepeso significan un riesgo para la madre y para el bebé.
Por eso, lo primero que debe hacer la gestante es consultar a un nutricionista para que se encargue de realizar un plan nutricional. “Cuando está desnutrida u obesa es ideal hacer un seguimiento mensual, porque hay que ir cambiando la dieta de acuerdo con los resultados. Además, es importante vigilar de cerca la ganancia de kilos”, comenta la nutricionista Claudia Angarita. En estos controles se hace una evaluación física en la cual se miden el peso y la talla y se comparan con los estándares de Índice de Masa Corporal (IMC). Además, se formulan unos exámenes de sangre para analizar el cuadro hemático, la cantidad de albúmina y los niveles de ácido fólico y de vitamina B12, entre otros. El IMC se obtiene del cociente entre el peso de la persona en kilogramos y su altura en centímetros al cuadrado (peso/estatura2). Si el resultado está por debajo de 18, la mujer puede tener problemas de desnutrición; si está entre 25 y 29, se considera con sobrepeso, y si está por encima de 30, quiere decir que tiene obesidad.
Durante el embarazo hay unas gráficas especiales que ayudan a evaluar los niveles de nutrición, comparando el peso y la talla con la semana de gestación.
Normalmente, una mujer embarazada debe subir entre 11 y 12 kilos. Si está desnutrida, 15 o 16 kilos. Si tiene sobrepeso, no puede aumentar más de 9 kilos.
Según la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia 2005 (Ensin), el 21 por ciento de las gestantes en el país tiene bajo peso, mientras el 23 por ciento presenta sobre peso y el 7 por ciento, obesidad.
Para las flaquitas…
El embarazo es un estado en el que se necesitan altos requerimientos nutricionales. Cuando la mujer llega con bajo peso, su cuerpo no posee reservas de proteínas, vitaminas y minerales, provocando trastornos para ella y para su hijo.
Los signos físicos de las mujeres que llegan desnutridas al embarazo son resequedad en la piel, caída del cabello, uñas quebradas, lesiones en la boca y en los ojos. Esto demuestra la deficiencia de vitaminas.
Los bebés de madres desnutridas tienen mayor riesgo de nacer prematuramente, pues las membranas del útero pueden romperse antes de tiempo porque no tienen elasticidad. Además, son pequeños con bajo peso y generalmente tienen que ir a una unidad de cuidado neonatal, con una alimentación específica mientras ganan peso. También hay riesgo de que sufran de anemia, de problemas metabólicos y hasta de deficiencias cerebrales. Como si fuera poco, contraen infecciones más fácilmente.
Las mujeres en este estado tienen mayor posibilidad de infecciones cervicovaginales o de enfermedades urinarias y pueden sufrir preeclampsia, una de las primeras causas de mortalidad materna en el país.
Durante la lactancia, es factible que sea necesario suplementar la alimentación del niño porque la leche materna no contiene los nutrientes necesarios para el crecimiento adecuado.
Según Claudia Angarita, la forma de tratar estas personas es mejorándoles la dieta, aumentando el consumo de calorías. Es ideal que incremente la ingesta de alimentos como carne, pollo, pescado, leche, huevo, lentejas, soya, cereales, etc.
Para las gorditas…
La obesidad de la gestante es un factor de riesgo para la madre, el feto y el recién nacido.Según el ginecoobstetra de la Clínica de la Mujer Fernando Laverde, “la obesidad es una enfermedad metabólica y las mujeres en este estado van a tener un embarazo con problemas debido al azúcar. Hay mayor riesgo de infecciones, trombosis, diabetes gestacional, hipertensión y ruptura prematura de las membranas del saco gestacional”. Además, está más expuesta a sufrir dolores de espalda, calambres, fatiga y problemas de sueño.
Las complicaciones obstétricas son más numerosas y el parto puede ser prolongado. “Los hijos de estas madres son generalmente muy grandes y llegan a pesar hasta cuatro kilos al nacer. Igualmente, pueden tener hipoglicemia y desarrollar diabetes cuando sean mayores”, afirma Angarita.
Para tratar a las gestantes obesas no se pueden hacer dietas restrictivas, o sea, para que pierda peso. La idea es crear una dieta hipocalórica y mejorar la ingesta de fibra, que ayuda a la sensación de llenura y a disminuir el apetito: frutas, verduras, cereales integrales, lácteos bajos en grasa y agua. Por ningún motivo debe haber déficit de proteínas, hierro y calcio.
Es importante restringir las harinas refinadas, las galletas, los dulces y los chocolates. “No se pueden quitar las grasas porque los aceites son las principales fuentes de ácidos grasos esenciales, que son importantes para el desarrollo cerebral del niño. Sin embargo, hay que limitar los fritos y las salsas, y las preparaciones preferiblemente deben ser al vapor o al horno”, recomienda la nutricionista.
El seguimiento de la embarazada obesa debe ser riguroso y continuo durante los nueve meses. También hay que combatir con los hábitos alimentarios y enseñarle a masticar más despacio, a seleccionar los alimentos y a tener rutinas de ejercicio.


Tipos de desnutrición

  1. Primaria: ocurre por el bajo consumo de alimentos, dietas rigurosas o anorexia.
  2. Secundaria: se presenta porque los alimentos ingeridos no son procesados correctamente por el organismo.


Grados de desnutrición

  1. Primer grado: el peso corporal está entre el 76 y el 90 por ciento, de acuerdo con sus edad y talla. En estos casos, las reservas nutricionales se consumen totalmente, pero el funcionamiento celular se mantiene en buen estado.
  2. Segundo grado: el peso corporal está entre el 60 y el 75 por ciento. Las reservas de nutrientes están agotadas.
  3. Tercer grado: el peso corporal es menor al 60 por ciento. Las funciones celulares y orgánicas se deterioran porque no hay nutrientes y hay riesgo de morir.

Fuente http://www.abcdelbebe.com